lunes, 24 de marzo de 2014

De los Habitantes del país de las hadas

El hombre crea a los dioses a imagen suya, y los dioses que la literatura nos ha trasmitido, Thor, Bran y Palas Atenea entre otros, son reflejo de las aspiraciones, del amor a la guerra, del honor y la poesía de sus adoradores que eran fundamentalmente los aristócratas de sus respectivas sociedades.
Sin embargo, las gentes que carecían de un lenguaje escrito y a cuyas moradas no acudían los bardos ambulantes, deben de haber tenido sus propias divinidades. Tenían dioses locales que cuidaban de sus cosechas, de sus casas y de los caprichos del tiempo. A esas deidades se las podía culpar de las tragedias y bendecir por la buena suerte.
En tanto que las creencias en los Panteones de los dioses del trueno, los dioses de la guerra, los dioses del amor y la poesía han sobrevivido en los manuscritos clásicos y medievales, los dioses rurales más sencillos han seguido viviendo merced a las tradiciones orales como las hadas.

"Fearies"


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